Plataforma: Xbox Series X/S
Xbox Series X/S: panorama completo de una plataforma que no se conforma
La familia Xbox Series X/S es la apuesta de Microsoft para el ciclo de consolas que empezó en 2020. Llegó con dos máquinas complementarias, la Series X como modelo de máximo rendimiento y la Series S como opción compacta y asequible. Más que una simple iteración sobre Xbox One, el salto supuso una reorientación ambiciosa hacia los servicios, la compatibilidad y la reducción radical de tiempos de carga. Si te interesa la ingeniería de sistemas, el diseño de experiencias o sencillamente quieres saber por qué un bloque negro generó tantos memes en internet, estás en el sitio adecuado.
Sin rodeos: el objetivo fue claro. Cargar mundos más rápido, mantener imágenes estables a 60, 120 fps cuando se puede y borrar fronteras entre generaciones con la retrocompatibilidad a gran escala. Además, Xbox apostó por un modelo donde el ecosistema importa tanto como la caja debajo de la tele. Hablamos de Game Pass, juego en la nube, actualizaciones constantes del sistema y una filosofía de "te llevas tus juegos contigo" que, para muchos, ha cambiado las reglas del juego.
Historia y contexto de lanzamiento
El proyecto comenzó bajo el nombre en clave "Project Scarlett" y se anunció en el E3 2019 como la siguiente gran plataforma de Microsoft. En diciembre de ese mismo año, en The Game Awards, apareció por primera vez el diseño vertical de la Xbox Series X, que despertó la inevitable comparación con un frigorífico. La Series S, más pequeña y completamente digital, se hizo oficial en septiembre de 2020 tras meses de rumores.
Ambas consolas llegaron a las tiendas el 10 de noviembre de 2020, en medio de un contexto complicado. La pandemia afectó a la cadena de suministros y a la producción de semiconductores, lo que hizo que conseguir una consola durante los primeros meses fuese, para muchos, una pequeña odisea. Mientras tanto, Microsoft reforzó su estrategia de servicios para suavizar el salto generacional: muchos títulos de Xbox One se actualizaron gratis, el catálogo de Xbox Game Pass creció de forma agresiva y se introdujeron tecnologías como Smart Delivery y Quick Resume.
Hubo un detalle importante en el calendario: Halo Infinite, el buque insignia tradicional de Xbox, se retrasó y no acompañó al lanzamiento. Aunque dolió, el impacto se amortiguó con la disponibilidad de cientos de juegos retrocompatibles optimizados y con la promesa de que la inversión en estudios propios daría frutos en los siguientes años. A largo plazo, la estrategia de ecosistema, más que la exclusiva inmediata, marcó el discurso de la generación.
Si te apetece profundizar en el contexto y la cronología con datos exhaustivos, el artículo de Wikipedia en español sobre Xbox Series X y S es un buen punto de partida. Para ver el enfoque oficial de producto, puedes visitar la página de Xbox Series X en el sitio de Xbox o la de Xbox Series S.
Diseño y hardware
Una de las primeras cosas que llama la atención es que Microsoft diseñó dos perfiles de rendimiento desde el inicio. La Series X es la referencia técnica: busca 4K nativos, 60 fps de base y picos de 120 fps en títulos compatibles. La Series S, en cambio, apunta a resoluciones de 1440p o reescalado a 4K, con la misma CPU pero una GPU y una memoria más modestas. Comparten la arquitectura base y muchas funciones, lo que facilitó que los estudios escalasen sus juegos.
La filosofía de diseño priorizó la velocidad y la estabilidad. Las dos máquinas usan un SSD NVMe y la Xbox Velocity Architecture, que combina hardware, controladores y APIs para reducir latencias de acceso y deshacer el cuello de botella que suponían los discos duros mecánicos. Ese cambio es tan perceptible que cuesta volver a cargar un mundo abierto en una Xbox One cuando te acostumbras a Series X/S.
Procesador y GPU
Ambas consolas montan un SoC personalizado de AMD fabricado en 7 nm, basado en Zen 2 para la CPU y RDNA 2 para la GPU. Esta combinación permite soporte para ray tracing acelerado por hardware, sombreado de tasa variable y otras técnicas modernas que mejoran rendimiento o imagen sin aumentar demasiado el coste computacional.
- CPU: 8 núcleos Zen 2, con frecuencias de hasta 3.8 GHz en Series X y arquitectura equivalente en Series S, lo que facilita que la lógica del juego se comporte de forma muy similar en ambas.
- GPU Series X: 52 CUs a 1.825 GHz, con una cifra teórica de 12 TFLOPS. Traducido: músculo suficiente para 4K nativo en muchos títulos y para efectos avanzados con margen.
- GPU Series S: 20 CUs a 1.565 GHz, con unos 4 TFLOPS. El foco no es el 4K nativo, sino una experiencia fluida a 1080p o 1440p con técnicas de reconstrucción y escalado.
A nivel práctico, más que la cifra de TFLOPS, lo relevante es cómo los estudios usan el presupuesto de GPU. Muchos juegos ofrecen modos de rendimiento o de fidelidad para que elijas entre más fps o más efectos visuales. En un shooter competitivo, 120 Hz pueden marcar la diferencia. En un juego narrativo, quizás prefieras el modo calidad con ray tracing.
Memoria y almacenamiento
La memoria de vídeo y sistema es otra pieza clave. Series X emplea 16 GB de GDDR6 en un bus de 320 bits con un esquema de ancho de banda diferenciado, mientras que Series S cuenta con 10 GB. La cifra ha generado debate, especialmente en Series S, pero conviene añadir matices: los kits de desarrollo y las herramientas de Microsoft han ido optimizando la disponibilidad de memoria con el tiempo, y muchos estudios han aprendido a escalar texturas, distancia de dibujado y efectos sin comprometer la jugabilidad. En 2022 Microsoft incluso liberó memoria adicional para desarrolladores en Series S a través de una actualización del SDK.
El SSD NVMe interno cambia la vida cotidiana. Cargar un juego desde el dashboard a la partida en segundos deja de ser un eslogan para convertirse en costumbre. Además, el diseño permite expandir el almacenamiento mediante tarjetas de expansión oficiales. Empezó con Seagate y más tarde se sumaron otros socios como WD, manteniendo una interfaz dedicada que garantiza el mismo rendimiento que el SSD interno. También puedes usar discos USB para juegos de Xbox One y para "aparcar" juegos de Series X/S, aunque para ejecutarlos con las ventajas de nueva generación deben estar en el SSD interno o en la tarjeta de expansión.
- Almacenamiento interno: 1 TB en Series X, 512 GB en Series S, con espacio útil algo menor tras el sistema.
- Expansión: tarjetas de 512 GB, 1 TB o 2 TB según fabricante. La comodidad es innegable, aunque el precio por GB ha sido tema de conversación.
Refrigeración y consumo
La forma sigue a la función. La Series X usa un diseño de torre con una cámara de vapor, un gran ventilador superior y un flujo de aire vertical que saca el calor sin estridencias. El chasis es sobrio y muy silencioso en la mayoría de escenarios. La Series S opta por un formato más plano y un ventilador amplio visible a través de la rejilla circular. Ambas sorprenden por su discreción sonora, algo que se agradece cuando el juego ya está poniendo a prueba tu concentración.
En consumo, la eficiencia de RDNA 2 y Zen 2 se nota. Hay modos de reposo que descargan actualizaciones y la integración con opciones de ahorro energético se ha vuelto más sofisticada con el tiempo. Microsoft incluso ha añadido ajustes "conscientes del carbono" para programar actualizaciones en ventanas de menor impacto energético cuando es posible.
Controles y latencia
El mando de Xbox no cambió radicalmente, pero cada detalle suma. El nuevo control incorpora una cruceta híbrida inspirada en el Elite, texturas en gatillos y agarres, y un botón de Compartir para capturas. Mantiene compatibilidad con PC, Xbox One y dispositivos móviles. Microsoft puso mucho énfasis en la latencia con técnicas como Dynamic Latency Input (DLI) y mejoras en la pila de entrada y salida, lo que se traduce en una sensación de respuesta más directa, especialmente en pantallas con ALLM y VRR vía HDMI 2.1.
Sobre conectividad, las consolas ofrecen puertos USB 3.x, Ethernet, Wi-Fi de doble banda y en el caso de la Series X, unidad Blu-ray 4K UHD. La Series S prescinde del lector para ser totalmente digital y abaratar el conjunto.
Software, sistema y servicios
El sistema operativo parte de una base Windows con una interfaz familiar para usuarios de Xbox One, aunque optimizada. Lo importante no es el despliegue estético, sino que sea rápido, estable y reciba funciones sin obligarte a reaprenderlo cada seis meses. De hecho, el dashboard se ha actualizado de forma iterativa con mejoras en accesibilidad, integración de bibliotecas, filtros y ajustes visuales.
Las consolas soportan HDR, Dolby Atmos y, con televisores compatibles, Dolby Vision para juegos, además de 4K a 120 Hz en Series X y 1440p a 120 Hz en Series S. Si alguna vez has visto cómo un juego de conducción pasa de 60 a 120 fps en un panel con VRR, ya sabes por qué esto no es un detalle menor.
Game Pass y juego en la nube
Sería extraño hablar de Series X/S sin mencionar Xbox Game Pass. Es un servicio de suscripción que ofrece un catálogo rotatorio de juegos de Xbox, PC y terceros, con lanzamientos de estudios de Microsoft el mismo día. La versión Ultimate incluye EA Play y el juego en la nube con servidores que ejecutan versiones equivalentes a Series X. Eso permite, por ejemplo, probar un juego sin instalarlo o seguir una partida en un portátil modesto. A nivel de propuesta de valor, ha sido un factor diferencial y, para muchos, la razón por la que se identifican más con la plataforma que con un modelo concreto de consola.
Smart Delivery y compatibilidad
Smart Delivery simplifica algo que antes generaba fricción: compras un juego una vez y la consola descarga automáticamente la versión óptima para tu hardware, con mejoras de nueva generación si existen. Esto, junto con la retrocompatibilidad de miles de títulos de Xbox, Xbox 360 y Xbox One, crea un ecosistema donde tu biblioteca no caduca. Microsoft ha mejorado juegos antiguos con Auto HDR, FPS Boost y, en algunos casos, aumentos de resolución a nivel de sistema. No todos los títulos se benefician, pero los que sí tienen una segunda vida sorprendente.
En mi caso, ver Fallout 4 y Skyrim moverse con suavidad y tiempos de carga mínimos me hizo redescubrir zonas que antes evitaba por pereza de pantalla de carga. Quizá suene trivial, pero cuando un juego deja de castigarte por experimentar, lo juegas distinto.
Juegos representativos
Una plataforma se mide por sus juegos. Xbox Series X/S ha ido construyendo un catálogo donde conviven propuestas de gran presupuesto con títulos AA y experimentales. Algunos nombres han marcado el paso de la generación hasta ahora.
- Halo Infinite: a pesar del retraso, llegó con una campaña sólida y un multijugador free-to-play muy pulido en la parte técnica. Artísticamente conservador, pero con un gunplay que recuerda por qué Halo es Halo. El modo de 120 fps en Series X es un caramelo para quien valora la respuesta inmediata.
- Forza Horizon 5: probablemente uno de los mejores escaparates técnicos de la plataforma. El México abierto, el HDR bien calibrado y la estabilidad de frame rate lo convirtieron en juego "de enseñar la tele". Más importante aún, es sencillamente divertido.
- Microsoft Flight Simulator: el aterrizaje en consolas parecía magia. La integración de datos en la nube y la optimización para Series X/S permitieron algo impensable en hardware doméstico hace no tanto: sobrevolar el planeta con asombro real.
- Starfield: la primera gran nueva franquicia de Bethesda en años. Ambiciosa, con su propio ritmo y mundos por explorar. Técnicamente compleja y sujeta a debates, sí, pero ejemplo de cómo Xbox quiere alimentar el catálogo con grandes RPG de autor.
- Hi-Fi Rush: sorpresa colorida salida de Tango Gameworks sin previo aviso. Combina acción y ritmo con una presentación que sonríe. Demostración de que, más allá de los AAA, hay espacio para inventiva.
- Pentiment y Grounded: dos joyas de Obsidian que muestran versatilidad. Uno es una aventura narrativa ilustrada con mimo histórico. El otro, supervivencia con amigos que se hace fuerte en su comunidad.
- Forza Motorsport: el regreso del simulador puro y duro con un enfoque en física y consistencia en pista, pensado para quienes pasan más tiempo ajustando telemetría que en el menú de vinilos.
- Sea of Thieves y Gears 5 optimizados: aunque nacieron antes, sus versiones para Series X/S aprovecharon la nueva potencia y, con actualizaciones constantes, siguen frescos.
Por supuesto, la lista no se agota. El valor añadido está en cómo la plataforma combina catálogo propio, acuerdos con terceros y la puerta abierta a indies que encuentran visibilidad en Game Pass. También hay que mencionar que muchos juegos cruzan frontera con PC, lo que cambia la dinámica clásica de "exclusivos absolutos". Para unos es una debilidad, para otros una libertad. Yo estoy en el segundo grupo.
Experiencia de usuario en el día a día
Si hay algo que define a Series X/S en uso real es la ausencia de fricción. Arrancas la consola, eliges juego y estás dentro en segundos. Con Quick Resume incluso saltas entre varios títulos y vuelves al punto exacto en milisegundos. Es tan útil que te acostumbras y luego te descubres pulsando el botón de Xbox en otras plataformas esperando un milagro que no llega.
La captura y compartición de contenido es más directa con el botón dedicado. Las integraciones con aplicaciones móviles facilitan gestionar descargas y bibliotecas. Y la capa de accesibilidad es de las más completas de la industria, desde remapeo de botones hasta narradores de pantalla, alto contraste y filtros de daltonismo. El ecosistema de accesorios, incluidos dispositivos como el Xbox Adaptive Controller, es coherente con esa filosofía de llegar a más jugadores.
En pantallas modernas, la combinación de HDMI 2.1, VRR, ALLM, 4K y 120 Hz hace que la consola se sienta "de ahora" y no de hace unos años. Un apunte práctico: si tu tele no soporta todo, la consola lo detecta y ajusta los modos disponibles. Y si juegas en monitor, Series S es sorprendentemente capaz a 1080p120 o 1440p120, siempre que el juego lo admita.
Diferencias entre Series X y Series S
Antes de elegir, conviene tener claro el perfil de cada una. La Series X es la opción para quien quiere lo mejor de la plataforma sin compromisos en resolución y con lector de discos. La Series S es para quien juega en 1080p o 1440p, prioriza la economía y prefiere una consola digital pequeña.
Conviene explicar por qué Series S, con menos potencia, sigue siendo buena compra para muchos. No busca 4K nativos, pero mantiene las funciones de nueva generación: SSD rápido, ray tracing cuando el presupuesto lo permite, latencias bajas y tiempos de carga reducidos. Además, si tu biblioteca es principalmente digital, la ausencia de lector no molesta. Eso sí, su almacenamiento inicial de 512 GB se llena rápido si instalas juegos voluminosos, así que probablemente te plantees una tarjeta de expansión.
Si necesitas una síntesis para decidir:
- Tele 4K grande y quieres disco: Series X.
- Monitor 1080p/1440p, presupuesto limitado y juegos digitales: Series S.
- Valoras el silencio y el tamaño: ambas lo son, pero Series S gana en compacta.
Impacto en la industria y legado
La huella de Xbox Series X/S no se mide solo en ventas o en una lista de exclusivos. Ha influido en la conversación sobre qué significa "generación" en consolas. Microsoft apostó por:
- Retrocompatibilidad profunda: elevó el listón de preservación comercial. Poder ejecutar y mejorar juegos de cuatro generaciones envía un mensaje a toda la industria.
- Servicios como pilar: Game Pass cambió expectativas de acceso al catálogo. Ha tenido efectos colaterales en cómo se promocionan juegos, cómo se modelan ingresos y en la visibilidad de títulos medianos e indies. No es perfecto, pero sí transformador.
- Opciones de hardware: lanzar dos perfiles desde el inicio fue arriesgado. Generó debate entre desarrolladores por el objetivo de memoria y resolución de Series S, y obligó a las herramientas a madurar con rapidez. Vista la foto actual, el modelo se consolidó y abrió un segmento económico potente, especialmente en mercados donde el precio de entrada importa.
- Tecnologías de calidad de vida: Quick Resume, Smart Delivery, FPS Boost y Auto HDR han inspirado a otros a centrarse en el detalle invisible que hace agradable jugar todos los días, no solo el día uno.
En un plano más amplio, la adquisición de estudios y editores importantes que se integraron en el ecosistema Xbox ha reconfigurado el tablero. Esto garantiza un flujo de lanzamientos propios para nutrir la plataforma, aunque también abre debates sobre exclusividades, multiplataforma y el equilibrio entre creatividad y estrategia empresarial. Al margen de la opinión de cada cual, está claro que la apuesta no es tímida.
Consejos prácticos y dudas frecuentes
Siempre hay pequeños trucos que mejoran la experiencia. No hace falta ser ingeniero para exprimir la consola, solo conocer un par de ajustes.
- Configuración de imagen: activa el modo de baja latencia del televisor y VRR si lo soporta. A veces están ocultos detrás de nombres de marketing. Ajusta el HDR con el calibrador de la consola para evitar imágenes lavadas o negros empastados.
- Gestión de almacenamiento: usa la opción "mover" para pasar juegos de Series X/S a un disco USB cuando no los vayas a usar. Volverán al SSD en minutos cuando te apetezca retomarlos. Y marca instalaciones parciales cuando sea posible para no descargar idiomas que no necesitas.
- Quick Resume: fantástico, pero si el juego tiene componente online que se desconecta con el tiempo, quizá quieras cerrar completamente la aplicación para evitar sorpresas al volver.
- Audio: prueba Dolby Atmos o DTS si tienes un sistema compatible. En auriculares, la mejora posicional en shooters competitivos puede ser significativa.
- Capturas: enlaza la app móvil de Xbox para compartir clips al instante. Es más rápido que escribir con el mando códigos de verificación y enlaces.
Una anécdota personal: la primera vez que mostré Quick Resume a un amigo, saltando de Forza a Ori y luego a Doom Eternal en cadena, se quedó mirando la pantalla como si hubiese un pequeño duende dentro de la consola. Le expliqué que no, que eran varios, cada uno guardando un estado en el SSD con cuidado de bibliotecario.
Curiosidades y anécdotas
Hay historias curiosas alrededor de estas máquinas que dicen mucho de cómo la comunidad vive la tecnología.
- La "nevera" de Xbox: el diseño de Series X inspiró memes sobre su parecido con un frigorífico. Microsoft no solo se rió con todos, sino que acabó fabricando una nevera real con el diseño de la consola. Hubo incluso una mini nevera oficial que se vendió en tiendas. Pocas veces una broma acaba enfriando bebidas.
- El mando y las pilas: Xbox mantiene el uso de pilas AA por defecto y opción de batería recargable. Esto generó teorías varias, pero la realidad práctica es que da flexibilidad. Puedes seguir jugando en dos minutos con pilas nuevas si se te olvidó cargar, o usar batería si prefieres un camino más ecológico. Debate eterno en foros, pero conveniente en la práctica.
- Carbon aware: actualizar y descargar cuando el sistema eléctrico tiene menor huella de carbono es una pequeña gran idea. Pasa desapercibida, pero es un buen ejemplo de cómo suman los detalles.
- FPS Boost en viejos conocidos: ver títulos de Xbox One saltar a 60 o 120 fps sin tocar el código original son de esas cosas que hacen sonreír a cualquier entusiasta técnico. No todos lo soportan, pero los que sí son un guiño de respeto a tu biblioteca.
Estado actual y perspectiva
A estas alturas del ciclo, Series X/S es una plataforma madura. La disponibilidad en tiendas se normalizó, el catálogo propio se asentó y las actualizaciones de sistema han pulido experiencia y estabilidad. Si vienes de Xbox One, el salto se nota en todo. Si alternas con PC, la sincronización de bibliotecas y servicios te ahorra tiempo y dinero. Si te interesan juegos de conducción, plataformas, RPG de gran escala o multijugador con amigos, hay opciones sobradas.
Mirando hacia adelante, se esperan más juegos de estudios como Obsidian, Playground Games, The Coalition, id Software y los equipos de Bethesda Game Studios y Arkane dentro del paraguas de Xbox. No todos serán gigantes de 100 GB. Parte del encanto del ecosistema es que un título como Hi-Fi Rush pueda irrumpir sin ruido previo y ganarse un espacio entre lanzamientos mastodónticos.
A nivel tecnológico, no parece que la consola se vaya a quedar sin aire. Hay margen para optimizar motores con mejores técnicas de escalado, ejecución más eficiente de ray tracing y uso inteligente de memoria, especialmente en Series S. Además, las herramientas de desarrollo han madurado de forma visible, algo que se refleja en ports más consistentes y paridad de funciones entre modos.
¿Para quién es?
La pregunta del millón. Si te gustan las plataformas con servicios fuertes, si valoras la retrocompatibilidad, si te seduce la idea de tener acceso a muchos juegos por una cuota y si quieres tiempos de carga que no rompan tu concentración, Series X/S encaja. La Series X es tu compañera si cuentas con una tele 4K y valoras el soporte físico. La Series S es perfecta para un segundo salón, para jugar en un escritorio con monitor o como puerta de entrada económica a la generación actual.
No es la única forma válida de jugar, por supuesto. Pero su propuesta es coherente: hardware capaz, software pensado para quitar fricciones y una suscripción que te quita la presión de comprar a ciegas. Pocos ecosistemas te invitan a probar tanto, fallar rápido y encontrar joyas que no sabías que querías.
Enlaces útiles y lecturas recomendadas
Si quieres ampliar información con fuentes oficiales y contextos históricos, te dejo algunos recursos que valen la pena. Están integrados en el texto, pero los destaco aquí para que no tengas que ir a buscarlos con lupa.
- La página oficial de Xbox Series X y la de Xbox Series S describen especificaciones, accesorios y ofertas vigentes.
- El artículo de Wikipedia en español sobre Xbox Series X y S resume la historia, variantes y datos técnicos con referencias.
Como con toda plataforma viva, lo mejor que puedes hacer es probar por ti mismo. Y si al final acabas comprando la mini nevera, no te juzgaré. Prometido.
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